jueves, 18 de febrero de 2010

Inválidos de guerra jugando cartas

De Otto Dix


Recién iniciados los años 20, influido por las aportaciones del movimiento dadaísta, empezará a incluir la técnica del collage en sus obras, en un proceso de introducción de la realidad, de fragmentos de ésta, en sus cuadros, lo que aumentará el verismo de sus escenas de lisiados de guerra jugando a las cartas, por ejemplo
.
Hablaríamos en su obra de una “estética de la guerra”, de una “estética de lo terrible” y hasta de una “estética de la miseria”, una pintura cruda que recoge el grito de los millones de muertos de las guerras mundiales, que, por extensión, son los gritos de todos esos olvidados (muertos, mutilados, mujeres violadas…) de los conflictos del mundo. “Durante muchos años –dijo Dix-, por lo menos diez años, tuve una y otra vez esos sueños en los que me tenía que arrastrar por casas destruidas, atravesando pasillos por los que apenas cabía. Las ruinas siempre estaban en mis sueños.” Porque en el paroxismo de la violencia no queda nada de humano, sólo queda la expresión atroz de la bestia, de la bestia herida que lanza sus gemidos al viento hasta que se agotan y sólo queda un silencio de muerte.El dolor y la guerra son los temas que atraviesan de parte a parte la producción de Dix, quien después de la Segunda Guerra Mundial regresaría a una devastada ciudad de Dresde, para seguir pintando los sufrimientos de la segunda postguerra que conoció, junto con alegorías religiosas.
Información tomada de lavidanoimitaalarte.blogspot.com

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